La temperatura es uno de los factores que indiscutiblemente más influye sobre los vegetales. Ya que determina en la mayoría de los casos la germinación de las semillas y el periodo favorable de crecimiento de los ejemplares de cada especie.
El frío y las plantas:
Como es lógico las temperaturas extremas son las causantes de los daños que sufren las cosechas. Especialmente el frío que resulta el más perjudicial.
El frío supone el principal inhibidor en el desarrollo de las hortalizas en particular y de las no leñosas en general. Esto es debido a que por debajo de los 0 grados el agua se congela y las plantas que no disponen de un tallo leñoso muere por lo general.
Por este motivo las heladas son tan temidas para todos los propietarios de un bosque comestible ya que son capaces de acabar con toda una plantación en un solo día.
Los periodos de máximo riesgo se sitúa a finales de otoño durante el invierno y a principios de primavera. Las regiones que mayor número de días están afectadas por las heladas son aquellas que se encuentran más cerca de los polos o poseen un clima más continental.
La protección contra las bajas temperaturas no difiere a grandes rasgos de la utilizada contra la acción del granizo o la nieve. Resultando indispensable que exista una cobertura vegetal más resistente. Un techado o al menos una extructura que cubra las plantas.
Plantas a las que les gusta el frío:
A pesar de ello algunas hortalizas necesitan el frío para dar unos productos adecuados cómo es el caso de las coles, el brócoli o los puerros.
El calor y las plantas:
En el otro extremo se encuentran las altas temperaturas extenuantes del verano que perjudican a ciertas hortalizas y benefician a otras.
Nuestras plantas deben ser cultivadas en los lugares más frescos del huerto. Incluso bajo la sombra de un árbol u otra hortaliza de mayor tamaño.
Los problemas surgen porque el vegetal no es capaz de soportar la deshidratación. En determinados casos el calor y luz excesivos, provocan la subida prematura de la flor. Ésto es consecuencia derivada muy común entre las hortalizas de hoja como la lechuga las acelgas o las espinacas.