Visitar Asturias es sin duda un placer para los sentidos. Cruzar toda la Península y comenzar allí el año, también supone una muestra de nuestro compromiso con la Red Ibérica de Bosques Comestibles. Claro que, este esfuerzo tiene su mejor recompensa cuando puedes disfrutar de la hospitalidad de personas como María Klara firmemente decididas a conservar el patrimonio cultural y natural de su espacio. De ella, solo podemos decir cosas buenas pues las molestias y el esfuerzo que ha puesto en hacernos sentir como en casa han hecho de nuestra estancia una visita inolvidable en lo natural, gastronómico (maravilla de comida Macro-Biótica preparada con gran cariño por Carmen) y en lo personal conociendo además a personas como Belén o Roberto; amigos con inquietudes diferentes y miradas limpias.
EMPEZANDO EL AÑO EN EL BOSQUE COMESTIBLE DEL SUBIURIU
Viajamos durante horas y sin duda mereció la pena poder echar una mano al proyecto del Subiuriu. Un lugar Mágico en el que además de maravillarnos con su entorno e historia, pudimos conocer a personas maravillosas comprometidas con modelos alternativos de ser y estar cosa que siempre se agradece y te hace aprender cada día.
El Bosque de Alimentos del Subiuriu se encuentra ubicado en un entorno fantástico, bosques de robles, cerezos, castaños, nogales, abedules, fresnos y multitud de otras especies que crecen de manera natural después de siglos de humanización del paisaje. Se alternan con pequeños prados donde pastan tranquilamente caballos y ovejas que parecen disfrutar tanto como nosotros, aunque cumpliendo una misión mucho más importante.
Durante los cuatro días de visita hemos trabajado duro con el fin de llevar a cabo pequeñas acciones que hicieran avanzar este bonito proyecto. Es verdad que el tiempo siempre se hace corto cuando hay tanto que hacer y encima lo estas pasando bien, pero estamos satisfechos y esperamos poder volver para continuar haciendo, que es sin duda lo que más nos gusta.
Esta es la primera de dos o tres entradas en las que os contaremos resumidamente algunas de las cosas que hicimos.
Si largo fué el viaje de ida, el de vuelta ni os contamos ya que anduvímos constantemente pocos kilómetros por delante de las fuertes tormentas de nieve que en esos días colapsaron buena parte de la península dejando tirados a miles de conductores.
Aunque pensabamos permanecer un día más por tierras astures, algo nos impulsó a tomar la decisión de adelantar la salida pues el clima que tan bien se había portado con nosotros había dejado de acompañar. Pasamos momentos complicados con zonas de nieve y hielo en las zonas de León que poco a poco fueron tornandose en llevaderas a partir de la última nevada de agua.nieve en el puerto de Béjar en el límite de Extremadura y Castilla´León.
Afortunadamente Carolina y yo tratamos siempre de disfrutar del camino tanto o más que del destino.